Vulnerabilidad compartida: defendamos nuestra salud mental
Debemos reconocer la vulnerabilidad como un punto de encuentro.
Cada año, el 10 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Este día nos invita a detenernos, a reflexionar y a mirar más allá de las apariencias. Este 2025, el lema es: “Vulnerabilidad compartida, defendamos nuestra salud mental”. Nos recuerda que, aunque cada persona vive sus propias luchas internas, todos compartimos la fragilidad que nos hace humanos.
Durante mucho tiempo, se ha asociado la vulnerabilidad con debilidad. En nuestra cultura, solemos admirar la fortaleza, la productividad y el autocontrol, mientras escondemos el cansancio, la ansiedad o la tristeza. Sin embargo, reconocer que podemos sentirnos abrumados, solos o confundidos no es un signo de debilidad, sino de autenticidad.
Aceptar la vulnerabilidad significa reconocer que tenemos límites y necesidades emocionales. Es abrir la puerta a la empatía: cuando aceptamos nuestra propia fragilidad, también entendemos mejor la de los demás. Así, la vulnerabilidad se convierte en un puente que nos une, no una barrera que nos separa.
Y es que vivimos en un mundo acelerado, competitivo y sobreexpuesto. Las redes sociales muestran solo fragmentos de vida —los más felices, los más exitosos— y eso puede generar comparaciones constantes, sensaciones de insuficiencia y aislamiento. En este contexto, defender la salud mental es un acto de resistencia.
Defenderla implica cuidar de nosotros mismos con la misma seriedad con la que cuidamos de nuestra salud física. Significa pedir ayuda cuando la necesitamos, hablar abiertamente de lo que sentimos y no minimizar el sufrimiento emocional propio ni ajeno.
Defendamos todos juntos nuestra salud mental
El lema de este año nos recuerda que la salud mental no se defiende en soledad. Es una tarea colectiva: en la familia, en la escuela, en los espacios laborales y en la comunidad.
Podemos empezar por gestos sencillos, pero poderosos, como por ejemplo:
- Escuchar activamente, sin juzgar.
- Preguntar sinceramente cómo está alguien y estar dispuestos a ser receptivos a la respuesta.
- Promover entornos laborales más humanos y menos demandantes.
- Normalizar y hacer más accesibles la búsqueda de ayuda profesional.
Hablar de salud mental debe ser tan natural como hablar de alimentación o ejercicio físico. Cada conversación abierta, cada estigma roto y cada apoyo brindado construyen una sociedad más empática y saludable.
Como conclusión:
Podemos decir que el defender nuestra salud mental implica reconocer que somos vulnerables, y que precisamente es en esa vulnerabilidad compartida, que radica nuestra fortaleza como seres humanos. Nadie está exento de atravesar momentos difíciles, pero cuando nos reconocemos en el otro, cuando nos acompañamos con respeto y compasión, estamos verdaderamente cuidando de la salud mental de todos.
Dra. Tuñón / Chow