¿Porqué no me entiende?

Cuántas veces has escuchado o dicho: “deja de hostigarme todo el tiempo”, “la tienes contra mí” … llega un punto donde solo se observan quejas, castigos, regaños, gritos, discusiones e insultos. Lo anterior nos deja con sentimiento de tristeza, frustración, culpa y remordimiento. Cuando hemos vivido estas experiencias las podemos recordar como si fueran un ciclo repetitivo de problemas y discusiones que no tienen fin.

La comunicación asertiva, es una de las herramientas que entrenamos dentro de la Clínica de atención integral de Farmacodependencias (CAIF), si llegaste a este artículo y eres consumidor o familiar de alguien que consume, debe saber que parte del cambio es tu forma de expresar tus ideas y tu forma de “escuchar”.

Algunas estrategias que debes tener en cuenta a la hora de tener una comunicación son:

  • Aprender a escuchar lo que la persona desea de ti:

En una discusión se requiere un malestar, alguna queja hacia la persona. Podemos entrenar a nuestra mente para identificar cuál es el verdadero malestar de aquella persona.  Incluso existen muchas discusiones que pueden ser resueltas, reconociendo lo que te dice esta persona y evitando asumir. Ej. “me está hablando que no estoy en casa, será que siente que no me importa o no le doy suficiente atención”, “será que desea volver a tener actividades que antes hacíamos”.

Recuerda, perdemos una discusión cuando asumimos que sabemos lo que siente o lo que quiere la persona.

 

  • Repetirle a la persona lo que entendiste:

Cuando verbalizamos lo que entendimos fortalecemos dos cosas: 1.) que la persona se siente escuchada y entendida, y 2.) la oportunidad de clarificar algún aspecto que generó confusión.

Recuerda, la molestia hace que nos pongamos defensivos.

 

  • Hablar en primera persona:

Tendemos a hablar sobre los defectos y aspectos molestos de los demás “Te la pasas gritando”, en vez de expresar cómo nos hace sentir lo que escuchamos: “Siento miedo cuando te escuchó en ese tono de voz”.

Recuerda, frases que incluyan al otro promueve que la discusión se salga del contexto y se aleje de la solución.

Ten en cuenta estos tres aspectos y mantente pendiente de nuestros artículos para seguir aprendiendo formas para mejorar estas habilidades que hemos perdido a través del tiempo. Trata de ponerlo en práctica y lo importante, es el ensayo y error; reconociendo lo difícil que puede ser, pero que podrás aprender a mejorar de cada experiencia. ¡El cambio empieza por ti!.

Magister Claudia A. Quito

Psicóloga Clínica del CAIF

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