¿Por qué consumen las persona?

Detrás del consumo de sustancias no solo hay decisiones “malas” o “rebeldía”, también hay historias, emociones, circunstancias y realidades complejas que merecen ser entendidas, sin ser juzgadas.

¿Cómo inicia?
Muchas veces se empieza por curiosidad. Otras, por la presión de un grupo, la necesidad de encajar o simplemente porque “todos lo hacen”. A continuación detallamos algunas de las causas más comunes por las que una persona comienza a utilizar sustancias:

  • Experimentación: muchas personas prueban una sustancia por primera vez por curiosidad, especialmente durante la adolescencia.
  • Presión social: las personas pueden sentirse presionadas, directa o indirectamente, a consumir por amigos, familiares o grupos cercanos.
  • Imitación de modelos: muchos jóvenes imitan lo que ven en medios como películas, música o influencers (donde se normaliza).
  • Disponibilidad y acceso: una sustancia fácilmente disponible, ya sea legal o ilegalmente, aumenta la probabilidad de que alguien la pruebe.
  • Falta de información: a veces no existe una educación clara sobre los riesgos del consumo o se pueden tener ideas erróneas del mismo.

¿Por qué se mantiene?

  • Efectos agradables: se pueden producir sensaciones placenteras y el cerebro “aprende” que consumir genera una recompensa rápida.
  • Evitar malestar: el cuerpo se acostumbra y cuando no tiene la sustancia aparecen síntomas físicos o emocionales (síndrome de abstinencia).
  • Cambios en el cerebro: su uso repetido modifica el circuito de dopamina y esto hace que:
    1. El deseo de consumir aumente (craving).
    2. Otras actividades placenteras ya no generen satisfacción.
    3. El autocontrol se debilite.
  • Hábitos y rutinas: con el tiempo, el consumo se convierte en un hábito automático.
  • Ambiente mantenedor: si el entorno sigue igual (amigos consumidores, lugares de riesgo, estrés crónico), es difícil dejar de consumir.
  • Problemas de salud no tratados: muchos consumen para manejar síntomas ansiosos o depresivos. Si no se abordan, el consumo continúa.
  • Falta de alternativas saludables: falta de recursos, actividades recreativas, oportunidades laborales o vínculos afectivos saludables.

¿Qué se puede hacer?
Escuchar sin señalar, educar sin miedo y acompañar. Es de ayuda preguntar cómo están en vez de por qué lo hacen, creando espacios seguros. Recuerda que prevenir no es solo decir “no consumas”, es construir un entorno donde nadie sienta que necesita hacerlo.

Como hemos mencionado el consumo no ocurre por una sola razón. Es el resultado de múltiples factores que se combinan, como la curiosidad, la presión social, los problemas emocionales y los cambios cerebrales que conlleva el consumo.

Una vez que se inicia, el consumo puede volverse un ciclo difícil de romper, especialmente si no se cuenta con el apoyo adecuado. Entender esto ayuda a evitar juicios y a promover una mirada más humana y comprensiva hacia quienes enfrentan problemas de consumo.

Dra.Tuñón / Dr.Charris

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