La importancia del autocuidado
Una herramienta fundamental para mantener una buena salud mental
Hace poco, específicamente el 10 de octubre, celebramos el Día Mundial de la Salud Mental. Se trata de una fecha que nos invita a reflexionar sobre cómo cuidamos nuestra mente y nuestro bienestar emocional. Este año, más que nunca, se hace evidente que el autocuidado no es un lujo ni un acto egoísta: es una necesidad vital.
Pero… ¿Qué es el autocuidado?
El autocuidado es el conjunto de acciones que realizamos conscientemente para proteger, mantener y mejorar nuestra salud física, emocional y mental. Va mucho más allá de darse un gusto o tomarse un descanso.
Implica reconocer nuestras necesidades, establecer límites, y dedicar tiempo y energía a lo que nos hace sentir bien y equilibrados.
Practicar el autocuidado significa asumir la responsabilidad de nuestro propio bienestar, sin esperar que otros lo hagan por nosotros.
Y esto, ¿Por qué es importante para la salud mental?
Porque nuestra mente necesita descanso, atención y afecto tanto como nuestro cuerpo. El estrés constante, la sobrecarga laboral o emocional, y la desconexión de nuestras propias emociones pueden pasar factura si no los atendemos a tiempo.
El autocuidado ayuda a:
- Reducir el estrés y la ansiedad.
- Prevenir el agotamiento emocional o burnout.
- Fortalecer la autoestima y la resiliencia.
- Mejorar las relaciones interpersonales.
- Aumentar la sensación de control y bienestar.
En pocas palabras, cuidarnos nos protege frente a los desafíos cotidianos y nos permite estar mejor preparados para acompañar y cuidar a los demás.
Estrategias sencillas de autocuidado
No se trata de hacer grandes cambios, sino de incorporar pequeños hábitos que, con el tiempo, transforman nuestra salud mental:
- Descansa y desconéctate. Prioriza el sueño y toma pausas durante el día.
- Aliméntate de forma sana y equilibrada. La nutrición influye directamente en el estado de ánimo.
- Muévete. El ejercicio libera endorfinas y mejora la concentración.
- Habla de lo que sientes. Expresarte con alguien de confianza o buscar ayuda profesional es un acto de valentía.
- Practica la gratitud y la compasión. Reconoce lo positivo, incluso en los días difíciles.
- Dedica tiempo a lo que disfrutas: leer, escuchar música, salir al aire libre o simplemente no hacer nada, también son formas válidas de autocuidado.
- evitar el consumo de alcohol como forma de desconexión para no estar presentes. Pues a pesar de sus efectos inmediatos con el uso frecuente el alcohol es un depresor del sistema nervioso central.
- Evita el consumo de estimulantes y otras drogas psicoactivas, pues producen cambios neuroadaptativos en nuestro sistema nervioso central con el uso agudo y crónico.
- Establece límites saludables. Decir “no” también es una forma de cuidarte.
- Detecta y aléjate de las relaciones tóxicas con personas que afectan tu estado emocional.
- Procura no incurrir en conductas que tienen un potencial de patrón compulsivo con el uso continuo y que producen adicciones como a los videojuegos, los juegos al azar (casino), las redes sociales, la pornografía o la adicción al sexo de ocasión.
Te invito a la reflexión…
Cuidar nuestra salud mental no debe limitarse a una fecha en el calendario. Todos podemos contribuir a una sociedad más empática y saludable si empezamos por reconocer nuestra vulnerabilidad y practicar el autocuidado de forma cotidiana.
Recordemos: no podemos dar lo que no tenemos. Cuidarte a ti mismo es también cuidar de los demás.
Como conclusión:
El autocuidado es una práctica de amor propio y de responsabilidad. No se trata de ser perfecto, sino de ser consciente de lo que necesitamos y permitirnos atenderlo sin culpa. La salud mental se construye día a día, y empieza con un gesto tan simple como escucharnos con amabilidad.
Dra. Tuñon/Chow