¿Estás considerando un cambio?

En el artículo anterior: «Piénsalo antes de beber», exploramos las razones por las cuales es importante reconsiderar nuestra relación con el alcohol y cómo identificar que tenemos un problema con ello. Ahora, profundizaremos un poco en las estrategias prácticas y apoyos disponibles para aquellos que desean dejar de consumir para lograr una vida más plena y saludable.

  1. La decisión depende de usted

El cambio es una decisión personal. No hace falta esperar a tener un problema grave para replantearse la relación que uno tiene con el alcohol. Nos podemos plantear pequeños retos, como se propone en algunas guías; por ejemplo: “Dry January (enero seco)” o “Sober October (octubre sobrio)”, que consisten en dejar de tomar por todo el mes y este reto ayuda a tomar más conciencia.

  • Ventajas de cambiar: mejora la salud, menos resacas, mejor rendimiento a nivel laboral, familiar, social, personal, etc…; ahorro de dinero, relaciones interpersonales más sanas.

 

  • Barreras comunes: pensar que tomar alcohol “me ayuda a relajarme” o a “sobrellevar mejor mis conflictos o situaciones del diario vivir”, a socializar más, tomar por presión social o miedo a perder amistades.
  1. Para disminuir el consumo o dejarlo

Existen dos caminos:

  • Reducir la cantidad y frecuencia de consumo paulatina y progresivamente.
  • Dejarlo por completo, especialmente si ya hubo intentos fallidos de moderación, síntomas de dependencia, problemas médicos o embarazo.
  • IMPORTANTE: quienes han bebido mucho por largo tiempo deben buscar ayuda médica antes de dejarlo de golpe, por riesgo de abstinencia.
  1. Planificación para el cambio

Tener un plan escrito ayuda a mantener la motivación. Se recomienda:

  • Definir metas claras (diarias, a corto y largo plazo).
  • Recordar los motivos para cambiar.
  • Contar con redes de apoyos y estrategias para vencer obstáculos.
  1. Estrategias para disminuir el consumo

Pequeños cambios logran grandes resultados. Algunas recomendaciones son:

  • Registrar y medir lo que se bebe.
  • Fijar metas semanales.
  • Buscar alternativas saludables de ocio o relajación.
  • Evitar desencadenantes (lugares, personas o situaciones que incitan a beber).
  • Preparar respuestas firmes para rechazar bebidas.
  • Controlar impulsos con actividades saludables (salir a caminar, hacer ejercicio o practicar algún deporte, leer, juegos de mesa, hablar con un amigo que no esté en la misma situación, entre otros).
  1. Apoyo para dejar de beber

Si se sospecha de un trastorno por consumo de alcohol, no es recomendable hacerlo solo. Hay que buscar siempre ayuda profesional.

  • Acudir por atención médica: ser evaluado por un equipo de salud mental (Psiquiatra, Psicólogo, Enfermera especialista, Trabajo Social, Terapia Ocupacional, entre otros, que valore el caso y dé las mejores recomendaciones mientras se brinda acompañamiento durante este proceso.

 

  • En caso de ser necesario, se dará medicamentos para aquellos casos donde se detecte trastornos comórbidos o secundarios como depresión, ansiedad, insomnio, síndrome de abstinencia, etc.

 

  • Partipar en terapias grupales o grupos de apoyo mutuo (por ejemplo: Alcohólicos Anónimos, CETA, CAIF). Debes buscar qué se ofrece en tu comunidad.

 

  • Apoyo social: familia y amigos cumplen un rol clave al ofrecer compañía, comprensión y evitar las críticas.
  1. MUY IMPORTANTE: No rendirse
  • Reconocer y comprender que el cambio de hábitos es un proceso, no se hace de la noche a la mañana.
  • Las recaídas son comunes, pero cada intento acerca a la meta. La mayoría de las personas logra mejorar su relación con el alcohol si persevera.
  1. Herramientas prácticas
  • Trazar un plan de cambio escrito con metas, motivos y estrategias.
  • Tarjetas de registro para anotar cada bebida y reflexionar sobre los patrones de consumo.

En conclusión:

Replantearse la manera en que consumimos alcohol no significa renunciar a una forma de disfrutar, sino es priorizar la salud y el bienestar. Hacer los cambios pertinentes puede traer beneficios visibles en poco tiempo: mejor ánimo, más energía, relaciones más sanas y mayor control personal. Aunque el proceso pueda tener altibajos, cada intento cuenta y acerca a la meta. Con apoyo médico, social y emocional, es posible lograr una vida más equilibrada y libre de los riesgos que el alcohol conlleva.

Dra. Tuñon/Chow

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